A decir verdad, ¡cualquiera puede tener un sitio web! La diferencia es que algunas personas los utilizan para fines personales y otras personas para fines comerciales. En el caso de un fin comercial, como es una herramienta y no algo mágico que nos soluciona en un click nuestras necesidades, hay que dedicarle tiempo para que pueda florecer y nos reditúe en algo beneficioso.
El mundo de internet nos abre las puertas cibernéticas a las ventas, y tener un sitio web es UNA de tantas herramientas. Eso si: Tener nuestro sitio ya armado y funcionando no nos garantiza una venta si no la promocionamos lo suficiente; nuestros clientes deben enterarse de que ese sitio existe, de otro modo no ingresarían a verlo.
Imaginemos que te mudas con tu familia a una nueva casa, mucho más cómoda y espaciosa. ¿No deberías comunicarle a todos tus familiares y conocidos la nueva dirección y tu nuevo modo de contacto, el teléfono por ejemplo? Lo mismo ocurre con tu sitio web: es una nueva dirección que debes promover a todos tus contactos por distintos medios, como el e-mail, la papelería comercial o las redes sociales.